El espacio en blanco que deambula
semidesnudo
semidesnudo
por el péndulo
del
remordimiento
me protege cuando
abro
la ventana de
los
falsos paraísos.
Parece insignificante
y
mediocre,
un espacio que
la intransigencia
arrincona hasta
su fin
creyendo que engaña
a la ignorancia
mientras juega con
ella cada día a los
dados.
De un solo
trago comprendo el secreto de mi
débil
circunstancia,
lo comprendo, y aguardo
otra
oportunidad.
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