domingo, 18 de marzo de 2012

(...) No sabría qué hacer con una libertad sin haberla merecido. Tuve tantas veces esa sensación, que tengo vergüenza de recordarla. A pesar del tiempo que ha pasado desde entonces no creo que sea ya demasiado tarde. Quizá mañana se acabe este infierno y puede que finalmente no sea un error de cálculo. Pastora, dime si eso es verdad, sabes que me conformo con mucho menos. Recolecto las gotas del llanto de mi vecino, y quiero cantarle al oído una bella canción, pero no encuentro su puerta, dime dónde está. Quiero ser su amigo y unas manos, negras (siempre negras), me lo impiden. Ya no hablan de ti, un susurro me exculpa de la verdad. Las horas se arrancan desnudas hacia el inicio, una precaria razón me sonríe y dejo que ello sea el sueño. Estoy cansado, Pastora, estoy demasiado cansado. (...)

[trozo de "Me dijo, Pastora"]

1 comentario:

  1. Esas manos negras
    que me atenazan,
    que ahogan mi suspiro
    y dejan mi ser
    sin esperanza alguna.
    Malditas manos
    que impiden tu dicha.

    ResponderEliminar