domingo, 4 de marzo de 2012

(… ) De todo aquello aún me quedan secuelas que debo subsanar, pero con la maldita memoria que tengo puede que al final no sea necesario hacer ningún esfuerzo. Es cierto que supuso un punto y aparte en mi vida, y por esa razón no quiero, ni debo, despreciar su verdadera importancia. El camino que se presentaba frente a mí, largo y sinuoso, me ofrecía una justificación para actuar como lo hice. Al final, no hay más verdad que la que uno cree, y Pastora Blanca dijo una vez que debía tener paciencia y esperar que el día se hiciera noche. La espera se mece en la cuna de los que creen en un desenlace, y aunque sea predecible que haya una sucesión de hechos, no tengo ni la menor sospecha, y aún menos la certeza, que eso se haga realidad. Echo de menos las charlas que teníamos los dos cada tarde antes de caer en manos del abominable cojín de plumas blancas y de putas mojigatas a las que quería ver desnudas y, por puro desdén, desatar los sentidos. Pastora me otorgaba el beneficio de la duda, por eso la quería tanto, la quería hasta morir. (…)

[trozo de "Me dijo Pastora Blanca"]

òscar


2 comentarios:

  1. ¡Hay querida Pastora Blanca!
    si ramonear quisieras
    por verdes prados y rocosos acantilados

    ResponderEliminar
  2. Ay, ay, ay...

    si quisiera, si quisiera...

    Es preciso saber que Pastora no era virgen, pero tampoco era nada fácil conquistar sus encantos. A saber...

    ResponderEliminar